La estabilidad del imperio de Alejandro Magno y de los reinos establecidos después de su muerte produjo una fuerte demanda internacional por objetos de lujo y buen gusto. Las industrias artesanales tradicionales, particularmente la del vidrio, florecieron desde finales del siglo IV hasta el siglo I a.n.e. Aumentó así la producción de bellos recipientes de vidrio para pomadas, ungüentos, perfumes y cremas que solo serían posteriormente superadas por el empleo del vidrio soplado. En los vidrios helenísticos de nuestra colección sobresale este conjunto de tres vasos en colores brillantes cubiertos por diseños de bandas ondulantes y planas sobre fondos ondulantes oscuros en los que se destacan los colores metálicos de reflejos dorados, en contraste con el uso del turquesa, el amarillo, el ocre y el carmelita.